CRÓNICA DEL TRIATLÓN DE PEDREZUELA.
Eran las 5:33 de la mañana y sonó el despertador; tocaba levantarse para acudir al Tri de Pedrezuela por segundo año consecutivo. El año pasado me hice un lío con las T1 y T2 y tuve que ir corriendo de una a otra (4 km) para tomar la salida, a la cual llegué ya con el calentamiento hecho.
Después de desayunar bien y salir con la primera luz del alba, llegue al Polideportivo y sorpresa; no habia nadie!!!!, decidí entonces dar un paseo por la zona y me encontré con un paisano de avanzada edad con su vara reglamentaria (yo también tengo una) observando a unos caballos que había en una cerca (a falta de obras en construcción…. Ya se sabe, se emplea el tiempo en otros menesteres), alli estuve un rato con él hasta que empezaron a llegar los coches de equipo de triatlón y a preparar todo para ir a la T1.
Esta vez sin agobios ya en la T1 me encontré con nuestro compi Alberto que competía en Popular y allí estuvimos de charla un rato y después con el gran Carlos Guervos, que me estuvo dando sabios consejos, como siempre (soy un zote en este deporte y ya no cambio).
Con neopreno puesto y el agua a 27º, hacía un calor que me moría y pude descubrir a mis rivales gracias a tan compresiva prenda y así echarles el ojo como depredador lo hace con su bocado preferido.
Salí del agua como siempre, tarde, agobiado y con ganas de subirme en el potro de carbono; el pasillo de transición era tan estrecho que no había sitio para dos y después de quitarme el neopreno y poder salir empiezo a remontar puestos con la bici y me uno a un chaval de 1:80 mas o menos y entre los dos a volar por el asfalto, el recorrido se prestaba a ir a rueda pero muy pestoso y pasaba factura a quien no estaba acostumbrado a las arrancadas. Después de adelantar numerosos grupos y “cazar” a mis dos rivales de podium y pasarles, “alguien” al que le deben dar alergia los monos de TRIATLÓN SAMBURIEL, decidió poner en peligro mi seguridad y la del grupo donde transitaba; el problema se solucionó con una arrancada en cuesta y volviendo a marcharme con mi compañero de fuga. El susodicho petó como un juvenil (para ir pelotón hay que aprender primero unas normas tácitas que todos conocemos excepto este tipo de gente osada que acaban mas pronto que tarde con la cara rota).
Entramos en la T2 con bastante cuidado (hubo caídas) y con la incertidumbre de saber si podría correr el 5000 (tengo una lesión en el pie izdo y llevo cojeando 10 días), pero parecía que aún con dolor podía correr y salí a por todas y con mucha motivación. El circuito era urbano y por empedrado parte del mismo, constantes subidas y bajadas y dos vueltas de 2500 muy duras. Veía con rabia como me adelantaban algunos triatletas y no podía seguirles, pero al fin pude llegar a meta aunque cojeando pero rodando a buen ritmo.
En el post carrera pude compartir con Guervos charla y risas y algunas fotos que nos saco el gran Carlos de las Rozas.
Solo decir que me siento orgulloso de pertenecer a este Club y de mis compañeros y otros que aun no perteneciendo al Club son personas entrañables.
Me acordé también de mis contemporáneos del 64 y sobre todo del gran Álamo que el hombre lleva una temporada en blanco y que por calidad y categoría debería estar en lo más alto.
Como siempre también llevo en mi corazón a nuestro niño (Jorge Aguado Tejero) que desde el cielo, ayer, y una vez más, me dio fuerzas para terminar la prueba y poder dedicarle esta pequeña gesta.
Gracias a todos amig@s